Somos nada más y nada menos que personas conscientes que sin ayudas humanitarias, no es posible aspirar a un mundo mejor. Ese mundo se debe construir de abajo hacia arriba y empieza, cómo no, con el cuidado de los niños. Creemos que el deporte es la base perfecta para que esa magia ocurra. El deporte forma y transforma, no solo atletas, sino también personas, valoriza, prepara para afrontar las adversidades y es un nexo de unión de personas con un solo objetivo. Por encima de todo, toca los sentimientos humanos más profundos, expresados tanto con las sonrisas de la victoria, como con las lágrimas de la derrota.
Vivimos una época de evolución tecnológica sin precedentes, vivimos en un mundo sin fronteras culturales y sociales, vivimos tiempos de informaciones y experiencias globales, vivimos un desarrollo de la ciencia nunca visto en la historia de la humanidad, con capacidad de curar cada vez más enfermedades. Sin embargo, vivimos en un mundo donde crece la desigualdad, donde niños y jóvenes todavía mueren en una situación social crítica, en un entorno de pobreza extrema, y expuestos a la violencia, las drogas, el abandono y los malos tratos. Intentamos buscar el “porqué”, pero racionalmente no somos capaces de explicarlo. Sin embargo, no saber no quiere decir no entender.